La prisión de hoy puede ser el palacio de mañana


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odo en ti grita por una salida. El peso de las circunstancias, la rutina monótona o el dolor que no cede te llevan a una sola oración: "Señor, sácame de aquí". Y sin darte cuenta, tu relación con Dios se convierte en un clamor incesante por alivio, por escape, por soluciones inmediatas. Pero, ¿y si Dios no quiere simplemente sacarte? ¿Y si su propósito es llevarte a algo más grande?

Muchos cristianos viven con una teología de supervivencia: buscan salir de los problemas, evitar el sufrimiento, encontrar respuestas rápidas a oraciones apremiantes. Pero la Escritura no nos presenta un Dios que simplemente nos saque de nuestros aprietos; nos presenta a un Dios que nos está llevando a un propósito mayor. La historia de José en Génesis 40 nos golpea con esta verdad: José no salió de la cárcel cuando quería, pero estaba exactamente donde Dios lo quería. En ese calabozo olvidado, Dios estaba tejiendo una historia más grande que la suya.

Dios no solo te saca, Dios te lleva

El problema de vivir solo para salir de las dificultades es que reducimos nuestra fe a una religión de escapes. Queremos que Dios nos saque del valle sin considerar que el valle es parte del camino. Pero la Biblia está llena de historias donde Dios no libra inmediatamente, sino que obra a través del proceso:

  • Israel no salió de Egipto sin primero aprender quién era Dios en las plagas.

  • David no llegó al trono sin antes ser perseguido y escondido en cuevas.

  • Jesús no venció sin antes beber la copa del sufrimiento en Getsemaní.

Si solo buscas salir, perderás la oportunidad de ser llevado. Lo que hoy parece una prisión puede ser el taller de Dios, donde te está formando para un propósito que aún no ves.

La prisión de hoy puede ser el palacio de mañana

José interpretó los sueños de los presos, pero siguió en la cárcel. ¿Por qué? Porque el plan de Dios no era simplemente liberarlo; era posicionarlo para algo mayor. La prueba de José no fue su permanencia en la cárcel, sino su disposición a servir con fidelidad en ella. ¿Y tú? ¿Eres fiel donde Dios te ha puesto, aun cuando todo en ti clama por una salida?

No vivas solo para salir de tus aflicciones. Vive con la certeza de que Dios te está llevando. Tu historia no es solo sobre tu dolor o tu alivio; es parte de algo mayor. Dios está escribiendo un relato eterno, y tu papel en él es más significativo de lo que puedes ver ahora.

Pero no te equivoques: la historia de Dios no es sobre ti, sino sobre Su gloria. Dios no tiene "un plan para ti" en el sentido individualista con el que a menudo pensamos. Más bien, Él tiene planes acerca de nosotros, y en esos planes soberanos, Él nos da lo que necesitamos para su propósito. Nuestra esperanza no está en encontrar sentido en nuestra historia personal, sino en someternos a Su historia eterna, donde toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Cristo es Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11).

Confía en el plan grande. Abraza el proceso. Porque cuando Dios finalmente te saque, no será solo para liberarte, sino para posicionarte donde Su gloria será exaltada.

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