Todo o Nada: La Biblia y la Mente Enferma
Yo he visto la cara de la enfermedad mental. La he visto en los ojos vacíos de quienes han perdido toda esperanza. La he visto en el espejo cuando la ansiedad ha consumido mi paz. La he visto en la cultura, disfrazada de autenticidad, gritando que la felicidad y el propósito se encuentran dentro de uno mismo, pero dejando corazones más rotos que nunca. Y sé que tú también la has visto. Quizá incluso la has sentido.
Vivimos en una generación obsesionada con la búsqueda de la felicidad, del propósito, del significado. Nos dicen que la clave está en "escucharnos a nosotros mismos", en "seguir nuestro corazón". Pero, si somos honestos, ¿no ha sido precisamente eso lo que nos ha traído hasta aquí?
La Biblia nunca se trata de medias tintas. Siempre es todo o nada. Jesús no vino a hacer pequeños ajustes en nuestras vidas; Él vino a hacerlas nuevas (2 Corintios 5:17). No vino a darnos motivación, sino salvación. Y si se trata de la mente, sí, está enferma. Pero no porque necesitemos simplemente "cuidar nuestra salud mental" en términos terapéuticos. La mente está enferma porque el pecado la ha corrompido. Y la única cura real es la Palabra de Dios.
La Escritura endereza nuestra mente
La Biblia no solo consuela, sino que corrige. No solo alienta, sino que amonesta. Y aquí es donde las cosas se ponen incómodas, porque amonestarnos no nos gusta. Queremos predicación que nos haga sentir bien, no confrontación que nos haga cambiar. Pero si la iglesia deja de amonestar, deja de ser iglesia.
La palabra griega noutheteō (νουθετέω) significa “poner en la mente”, “corregir”, “advertir con un propósito redentor”. Se traduce como amonestar, y aparece en estos pasajes:
Hechos 20:31 – Pablo amonestó con lágrimas a los creyentes. No porque fuera un "hater", sino porque los amaba demasiado como para dejarlos seguir en su engaño.
Romanos 15:14 – Dice que debemos amonestarnos unos a otros. No es opcional. Es parte de la vida cristiana.
1 Corintios 4:14 – Pablo amonestó como a hijos amados. La corrección no es frialdad, es paternidad.
Colosenses 1:28 – Cristo es anunciado amonestando a todo hombre. No podemos predicar a Cristo sin confrontar el pecado.
Colosenses 3:16 – Se nos manda exhortarnos y amonestarnos en la Palabra. No en opiniones, no en emociones. En la Verdad.
1 Tesalonicenses 5:12 – Los líderes espirituales tienen la tarea de amonestar. Pero, ¿qué pasa si los pastores ya no amonestan porque la gente se ofende?
1 Tesalonicenses 5:14 – Dice que debemos amonestar a los ociosos, alentar a los desanimados y sostener a los débiles. ¿Por qué la iglesia aplaude la debilidad pero huye de la amonestación?
2 Tesalonicenses 3:15 – Si un hermano está en pecado, no lo trates como enemigo, pero sí amonéstale. Ignorar su pecado no es amor, es indiferencia.
¿Por qué nos molesta la amonestación?
Porque amonestar hiere nuestro orgullo. Porque nos gusta que nos digan que "Dios nos ama tal como somos", pero no que Él nos ama demasiado como para dejarnos como estamos. Porque queremos una iglesia que nos abrace en nuestra debilidad, pero no que nos corrija en nuestro pecado. Y porque vivimos en una cultura que idolatra el bienestar emocional, pero que detesta el arrepentimiento.
Pero aquí está la verdad: sin amonestación, no hay transformación. Y sin transformación, no hay cristianismo real.
Si estás luchando con tu mente, si sientes que la ansiedad te consume, si la depresión se ha vuelto tu identidad, escucha: la Escritura puede enderezar lo que el pecado ha torcido. Pero tienes que entregarte por completo. No puedes quedarte a medias. Es todo o nada.
Por otro lado, la iglesia necesita recuperar el valor de amonestar. No como críticos farisaicos, sino como hermanos que aman demasiado como para vernos destruirnos en silencio.
Entonces, pregúntate: ¿Estoy dejando que la Escritura enderece mi mente, o simplemente estoy buscando un placebo emocional? ¿Estoy en una iglesia que amonesta en amor, o en una que me deja cómodo en mi pecado? Y lo más importante: ¿Estoy dispuesto a aceptar la corrección, o prefiero seguir perdido en mi propio razonamiento?
Al final de esta entrada, te dejo una rolita para que la escuches con calma. No es solo música; es una invitación a pensar, a esperar. Deja que la verdad de Dios resuene en tu mente y aférrate a Su suficiencia. Porque, al final del día, solo Su Palabra puede ordenar lo que el pecado ha desordenado.
Comentarios
Publicar un comentario